La Sailrite

En las primeras etapas del proyecto, a punto de botarse el Vinson y con la tripulación ocupada pertrechando el barco, compramos una «Sailrite». Un cálculo rápido nos bastó para determinar que la amortizaríamos con la primera de las decenas de reparaciones de lona que haríamos en el futuro. Esto sin plantearse siquiera qué supone reparar tus propias velas cuando estás navegando.

La semana pasada apareció un feo agujero en la mayor de nuestras velas de proa. La salida del sol nos reveló que habíamos cazado demasiado la vela en las horas de oscuridad. Probablemente cuando cayó el viento, la baluma se vio sometida a una tensión excesiva en contacto con la cruceta, y el caso es que amollamos la vela demasiado tarde. Así que ahí estábamos, en plena zona de calmas ecuatoriales, con nuestro génova roto. Los errores humanos son bastante humillantes. De repente comprendes en qué has fallado y no es una sensación agradable.

Pero tuvo su parte positiva. A la tripulación del Vinson le encanta coser. José es el maestro, y en Tito y Arturo tiene a dos grandes aprendices en este viaje de formación en velero al sur. Pueden pasarse horas enteras ante la máquina de coser, haciendo fundas, toldos, bolsas… ¡de todo! A eso suelen dedicar buena parte de su tiempo libre. Además, nuestra nueva tripulante, Manue, pasó una temporada trabajando en un taller francés dedicado a la fabricación de velas. Así que no pudieron estar más felices que arriando la gran vela, transportando la sagrada virgen «Sailrite» a proa y cosiendo Dacron en ambas caras de la Vela rota. ¡Tripulación a cubierta!

Hoy en día, la mayoría de las reparaciones de velas en el mar se realizan con técnicas que no son de costura. Los tiempos en que las tripulaciones de Skip Novak en la Withbread llevaban máquinas de coser y un velero experto a bordo han dado paso a parches de tafetán pegados con Sikaflex o resinas epoxi. Al final de una regata es muy habitual ver las manchas de resina en los trajes de agua de los navegantes oceánicos.

Pero a nosotros nos gustan mucho los trabajos tradicionales con hilo y aguja. Si tienes una embarcación y te gusta hacer las cosas por ti mismo, hazte con esta máquina. Cuesta dios y ayuda encontrarlas de segunda mano porque cuando la tienes ya no quieres deshacerte de ella. Te ahorrará mucho dinero. De fabricación estadounidense, muy resistente y portátil, te permitirá reparar sobre la marcha y seguir navegando cuando tengas la velería más cercana a miles de millas. Además, en su canal hay cientos de tutoriales para enseñarte a hacer por tu cuenta cualquier cosa que puedas imaginar. Y aquí es cuando incluimos la advertencia de contenido no promocional.

Kenneth Perdigón

Skipper





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