Travesía de Shackleton IV: Después de la travesía

Tras seis días en el terreno, después de esquiar 50 kilómetros a través de la nieve y el hielo de cinco sistemas glaciares (los Murray, Briggs, Esmark, meseta de Kohl, Konig), y de cruzar cuatro collados con cinco campamentos, nuestro grupo de nueve miembros llegó a la bahía de Stromness a última hora de la tarde del 26 de septiembre.

Se trata de la llamada «ruta alternativa de Shackleton» que su grupo de tres miembros podría haber tomado desde donde desembarcaron con el James Caird en la bahía Rey Haakon para llegar al mismo refugio de la estación ballenera. La ventaja de nuestra ruta era evitar adentrarnos en lo desconocido en la cresta Razorback, por encima del glaciar Compass, y también el pronunciado descenso desde Breakwind Gap frente al glaciar Fortuna.

El inconveniente fue tener que cruzar tres collados en lugar de dos para llegar a bahía Fortuna. Claro que todo esto son especulaciones inútiles, porque lo importante desde la perspectiva de Stephen y mía era cruzar terreno nuevo de la isla, así que todo esto no responde a nada más y nada menos que la pura incertidumbre.

Dejaré las impresiones de esta aventura a nuestro equipo, que experimenta por primera vez los desafíos y tribulaciones, y las alegrías de Georgia del Sur. Tengo otro aspecto destacado que abordar.

Debido a la lejanía de la isla, la única manera de intentar, y de llevar, a cabo una aventura tan ambiciosa consiste en contar con una embarcación de apoyo capacitada, y el viejo refrán de que «las embarcaciones son tan buenas como los hombres (ahora “la gente”) que las gobiernan» es más cierto que nunca.

El capitán Kenneth y los tripulantes Mariana y John se las vieron y desearon para llevarnos a tierra en circunstancias difíciles. En la bahía Rey Haakon soplaba un ventarrón que recorría toda la orilla, por lo que hubo que realizar desembarcos y maniobras agresivas con la zodiac.

Lo mismo ocurrió con la recogida de todo nuestro equipo de acampada en la bahía Fortuna, donde un oleaje considerable hizo que cada viaje acabase en un paseo… húmedo. Mientras, el Vinson no paraba porque anclar en estas condiciones no era posible. 

Todo ello por no mencionar lo de estar en el lugar adecuado en el momento adecuado para sacarnos de la playa de Stromness. Al no haber ningún otro barco en la isla, ¿cómo subestimar la confianza depositada en el Vinson?

Así pues, pensemos en estos excepcionales navegantes. Sin su experiencia y entusiasmo por el proyecto jamás habríamos empezado, ni terminado.

Fotos de Kenneth Perdigón & Shackleton Traverse Team.

Skip Novak

Líder de expedición

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